Hola chicas, soy una paciente francesa de iGin, en concreto de las Antillas francesas. Me he animado a escribir para contar mi historia con la esperanza de que pueda servir a alguien que se encuentre en una situación parecida a la mía… ¡espero que así sea!
Mi historia con la maternidad comenzó en 2016, cuando tenía 39 años. No tenía pareja, y con una baja reserva ovárica sabía que mis posibilidades de poder dar a luz pasaban por la reproducción asistida.
Después de un poco de investigación en Internet elegí la clínica iGin de Bilbao. En abril tuve mi primera consulta por videoconferencia. Me impresionó mucho la capacidad de respuesta de los coordinadores, pero sobre todo su amabilidad y el enorme respeto que me brindaron.
Así que inicié el tratamiento. Quedé embarazada tras la primera transferencia con mis propios ovocitos y una donación de esperma. Un hermoso bebé, mi hijo, nació en 2017. Desafortunadamente, debido a unas complicaciones relacionadas con el parto sólo sobrevivió unos días.
Os podéis imaginar el inmenso dolor.
A pesar de ello, y pasado un tiempo, me di cuenta de que mi deseo de dar a luz, de ser madre, permanecía intacto. Así que volví a confiar en iGin. En esta ocasión, asesorada por el estupendo equipo médico del centro, inicié un protocolo para una donación tanto de esperma como de óvulos.
Con 42 años quedé embarazada nuevamente tras la primera transferencia gracias a esta doble donación. Y os puedo contar que mi principito nació sano en 2019. Es mi reconciliación con la vida.
Pero todo esto fue posible gracias al increíble equipo de iGin. A la profesionalidad de los coordinadores Héloise, Karine. A los médicos de la clínica que conocían perfectamente mi expediente; a las enfermeras, por su atención y dedicación, especialmente Begoña.
Así que gracias por existir, iGin. Por vuestro apoyo. Gracias por todo.