Ante el avance de una nueva ola de Covid-19 en toda Europa, algunas pacientes nos trasladan su preocupación y se preguntan si deberían aplazar sus tratamientos de reproducción. Los expertos coinciden: no se deberían retrasar. De hecho, éste es buen momento para buscar el embarazo.
Desde un punto de vista epidemiológico es imposible predecir el fin de la pandemia y el avance de las restricciones sociales que se aplicarán para frenar el avance del virus. La comunidad científica tiene grandes esperanzas en una vacuna cuya distribución global y generalizada no estará disponible, según los expertos, antes de 2022. Por todo ello, sería imprudente hablar de fechas concretas en las que podríamos retomar la vida tal y como la conocíamos antes del Covid-19. No sabemos cuándo volverá el riesgo de contagio a niveles cercanos a cero.
Mientras los laboratorios trabajan para encontrar la vacuna, el tiempo avanza inexorablemente. Y también lo hace el reloj biológico de la mujer, en muchos casos corriendo en contra de los deseos de formar una familia.
En las circunstancias actuales existe consenso entre los expertos en fertilidad: si una mujer quiere ser madre, la espera no debe ser prolongada. Especialmente para tres grupos de pacientes:
- Mujeres con escasa reserva ovárica o enfermedades que disminuyen la calidad de los ovocitos, como endometriosis u ovario poliquístico.
- Mujeres por encima de los 35 años.
- Pacientes con cáncer con la intención de preservar la fertilidad mediante la criopreservación de ovocitos.
El hecho es que la infertilidad no es una opción, es una patología. Y en esta patología el tiempo es una variable que incide drásticamente en el resultado. Cuanto mayor es la edad, menor es la reserva ovárica. A los 25 años comienza un lento declive, que se acentúa a partir de los 30 para agravarse desde los 35 años. Es entonces cuando las mujeres con una reserva ovárica baja reducen sus posibilidades de quedar embarazadas en un 2% cada mes. En esas circunstancias un mes no es decisivo, pero si la espera se alargase cuatro o cinco meses, habrá un estimable porcentaje de pacientes que verán comprometidas sus posibilidades de concebir un hijo.
Sin riesgo para la salud de la madre y el bebé
En cuanto al temor a que el Covid-19 afecte a la gestante o el bebé, no hay riesgo. Tal y como reconoce la SEF (Sociedad Española de Fertilidad), la medicina reproductiva no pone en peligro la salud: “No hay rastro del virus en ovocitos, semen o secreciones vaginales. Las relaciones sexuales no están prohibidas y el embarazo no es un factor de riesgo adicional para la aparición de complicaciones por Covid-19. Tanto la madre como el bebé no corren peligro, no se ha demostrado la transmisión del virus a través de la placenta ". No existe evidencia de que las mujeres embarazadas sean una categoría de riesgo.
Realizar un tratamiento de reproducción asistida en este momento no implica riesgos, siempre que se realicen en centros cualificados que sigan la normativa vigente en materia de higiene y seguridad.
Por lo tanto, la recomendación médica es no posponer el inicio de los tratamientos de reproducción. De hecho, éste puede ser un buen momento para lanzarse a por el sueño de formar o ampliar una familia. Las restricciones de movilidad o el teletrabajo facilitan que las mujeres puedan adoptar ciertas rutinas que favorecen la fertilidad: reposo, tranquilidad, tiempo extra… Además, todos los desplazamientos y viajes motivados por las visitas médicas necesarias durante el tratamiento están justificados.
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