Geraldine vino a iGin desde la ciudad francesa de Lille buscando ser madre soltera; ahora está a punto de dar una feliz y doble bienvenida … Os dejamos con la historia contada por ella misma.
"Mi historia comenzó en enero de 2020, con los propósitos de año nuevo y la oportunidad de pensar en las etapas de la vida. En mí, que desde hace años soñaba con ser madre y me caracterizaba por abordar grandes proyectos, empieza a estar cada vez más presente la idea de embarcarme en una reproducción asistida en solitario.
Febrero, celebro mis 32 años. Otra vela compartida sin hijo(s). Consciente de que mi fertilidad disminuye de año en año, y al no poder resignarme a "esperar a encontrar a mi media naranja" (que no ha llegado en los últimos quince años), mi aspiración crece un poco más y se acompaña de mucha investigación sobre el tema. Pasa el invierno y así... ¡Llega abril! Estoy decidida: ¡me voy! Voy a tener un bebé "por mi cuenta".
Mi país aún no acepta la reproducción asistida para mujeres solteras, por lo que naturalmente me volví hacia España y Bilbao en particular. Porque hace apenas 10 años en 2010 fui a esa ciudad para pasar un año allí por estudios. Bilbao, tan querida en mi corazón, era el lugar perfecto para nuestra futura historia, para mi hijo y para mí. Durante las noches de encierro de abril debido a la pandemia, desde mi apartamento en Lille sola por la noche, continúo mi investigación y mi lectura sobre la crianza de un niño en solitario...
En mayo, mientras buscaba en internet con qué clínicas de Bilbao contactar, inmediatamente me enamoré del iGin. Mirando el organigrama del equipo en su web, ¡tuve la impresión de que me estaban sonriendo! Y mis primeros intercambios con la clínica confirmaron mi buen sentimiento.
Ya en junio hice una larga entrevista por videoconferencia con el equipo médico. Se tomaron todo el tiempo del mundo para explicarme el procedimiento y el protocolo que me esperaba. Realicé los reconocimientos médicos aquí en Lille con mi ginecólogo, y todo estuvo bien.
En julio (con la crisis del Covid algo más controlada) reabrieron las fronteras franco-españolas. Fue un alivio saber que ya podía viajar a la clínica para someterme al tratamiento. En mi cao iba a ser una inseminación artificial con donación de esperma. En España la donación es anónima. La clínica hace un matching: elige al donante en función del parecido con mis características físicas y grupo sanguíneo.
En agosto, teniendo tres semanas libres de trabajo, decido irme de vacaciones a Bilbao para llevar a cabo la inseminación artificial. Adoro España, y me parecía más "llevadero" realizar la fase de estimulación hormonal estando en la ciudad de la clínica. Tras 15 días de inyecciones de hormonas en el abdomen cada noche, mis ovarios estaban listos: el 31 de agosto tuvo lugar mi inseminación artificial.
En septiembre, de vuelta a mi ciudad (Lille) y a mi trabajo, tengo que esperar 15 días para realizar un análisis de sangre y saber si estoy embarazada. Pasó ese tiempo y llegaron las malas noticias: no estoy embarazada, esta primera inseminación artificial no funcionó. Aunque estemos preparadas para esta eventualidad, siempre es un momento difícil.
Al día siguiente tomé mi decisión: ¡lo intentaré de nuevo! Pero esta vez, al no tener más días libres, los días de tratamiento y exámenes médicos se llevaron a cabo desde Lille. Comenzó así una fase de malabarismo diario entre el trabajo y las citas médicas, algo bastante agotador.
A finales de ese mismo mes, en iGin me confirmaron que podíamos proceder a la segunda inseminación el 2 de octubre, o sea, en apenas 48 horas. Así que me tomo dos días libres y me subo a un avión para hacer el viaje a Bilbao. El procedimiento se lleva a cabo sin incidencia y de nuevo me toca esperar esos famosos 15 días para el test.
En octubre llega la increíble buena noticia, la que he estado esperando durante años… ¡eso es! ¡Estoy embarazada! Me cuesta darme cuenta, soy consciente de que en solo dos intentos de inseminación todo ha funcionado. Me felicito por mi elección, mis antecedentes y el esfuerzo que he hecho en los últimos meses.
Llegó noviembre y mi primera ecografía de seguimiento. Ahí ocurre el milagro: ¡no estoy embarazada de uno, sino de dos bebés! De repente me siento un poco preocupada porque los embarazos de gemelos son de riesgo, pero estoy tan feliz… Me digo a mí misma que ahora tres corazones laten en mi cuerpo y me emociono pensando que seré madre de mis hijos.
En enero de 2021, durante otra ecografía de seguimiento, me confirmaron que mis dos bebés son niños. Estoy tan feliz de que sean dos, los futuros hermanitos... No tendrán papá, pero no importa, voy a tener mi querida familia. ¡Los tres formaremos un gran equipo! Y tal vez un día, quién sabe, un compañero finalmente entrará en mi vida y los cuatro seremos los más felices del mundo.
Ahora, en febrero, acabo de cumplir 33 años. Pasan las semanas, los meses y cada vez estoy más feliz y satisfecha con la idea de ser mamá de dos bebés. Eso será en junio, exactamente un año después de haber contactado por primera vez con iGin… y me llena de una inmensa alegría. Así que para todas aquellas que estáis dudando, ¡empezad! La vida es corta, y la vida es buena."
Geraldine (Lille, Francia).