Las hormonas tiroideas ejercen una función en la regulación del ciclo menstrual, el desarrollo folicular y el embarazo, entre otros procesos. Un mal funcionamiento puede producir un desequilibrio metabólico que puede ser causa de infertilidad, así como dar lugar a complicaciones durante el embarazo.

La tiroides es una glándula pequeña ubicada en el cuello. Produce hormonas que ayudan a regular el metabolismo y el equilibrio hormonal en el cuerpo. Los trastornos tiroideos, tanto hipotiroidismo como hipertiroidismo, pueden afectar la ovulación y disminuir las posibilidades de concepción natural.

El hipotiroidismo, o tiroides hipoactiva, se produce cuando la tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas. Esto puede provocar una ovulación irregular y en algunos casos incluso falta de ovulación.

El hipertiroidismo, o tiroides hiperactiva, se produce cuando la glándula tiroides produce demasiadas hormonas tiroideas. Esto puede provocar una ovulación temprana y en algunos casos ausencia de ovulación.

Incluso cuando la gestación se ha conseguido, estos dos trastornos pueden aumentar el riesgo de aborto espontáneo, complicaciones durante el embarazo o parto prematuro.

Es importante que las mujeres con trastornos tiroideos se sometan a un control médico regular y realicen analíticas para asegurarse de que sus niveles de hormonas tiroideas (tiroxina y triyodotironina) estén en un rango normal.

Debes prestar especial atención ante alguno de estos supuestos:

•  Llevas doce meses tratando de quedarte embarazada sin éxito.

•  Tus periodos menstruales no son regulares.

•  Has tenido dos o más abortos.

•  Cuentas con antecedentes familiares con problemas de tiroides.

En la mayoría de los casos los trastornos tiroideos pueden regularse con medicación o terapia de reemplazo hormonal, lo que ayudará a mejorar la capacidad fértil y contribuirá al bienestar de la gestación.