Con independencia de las causas que motiven la esterilidad, lo cierto es que cuando una mujer o pareja lleva tiempo buscando el embarazo sin éxito, puede emerger cierta preocupación o ansiedad.

En esta situación lo primero que siempre debe recomendarse es tranquilidad. La esterilidad es bastante más habitual de lo que se piensa. Y afortunadamente la medicina reproductiva ha desarrollado una variedad de tratamientos para lograr el embarazo en la inmensa mayoría de casos.

Lo ideal, por tanto, es acudir a un especialista en reproducción asistida, que podrá hacer una mejor orientación del caso para conocer todas las alternativas según tu estado y deseos. Existen numerosas técnicas que pueden ayudar a la consecución del embarazo y que te detallamos a continuación. Conviene señalar que en muchos casos en los que la reserva ovárica es baja, el tiempo es un factor crucial, por lo que el tratamiento debería iniciarse cuanto antes.

  • Inseminación Artificial (IA). Se trata de una técnica de primera línea y que se basa en la fertilidad natural. Consiste en la introducción en el útero de una muestra de semen previamente capacitada en el laboratorio. Se puede realizar durante un ciclo espontáneo o con una estimulación ovárica suave, y puede ser conyugal (cuando se utiliza el semen de la pareja o cónyuge) o con semen de donante. Generalmente se recomienda para un máximo de 3-4 ciclos de tratamiento después de los cuales el siguiente paso terapéutico sería la FIV. Está indicada ante problemas de fertilidad sencillos o como primera opción ante casos de esterilidad de origen incierto, y siempre que la mujer no supere los 35/37 años.

  • FIV/ICSI. Es una técnica que permite fertilizar los óvulos fuera del útero. Para la obtención de los óvulos se realiza una estimulación hormonal de los ovarios para que se desarrollen tantos folículos como sea posible, con el fin de obtener la mayor cantidad de óvulos. Estos se extraerán mediante punción ovárica, una técnica rápida e indolora, bajo sedación. Es importante saber que a veces los folículos no contienen un óvulo y que los óvulos obtenidos pueden no ser maduros. Los óvulos inmaduros no se pueden utilizar en FIV-ICSI.

    Se inyecta un espermatozoide en cada óvulo maduro en el laboratorio. Una vez fecundados los óvulos, uno de los embriones resultantes se implanta en el útero de la mujer y los demás se vitrifican para su posterior transferencia.

    Existen diferentes medicaciones y estrategias que se pueden utilizar para lograr la estimulación ovárica. Se realiza un plan personalizado y una elección de los medicamentos dependiendo de los resultados de las diferentes pruebas diagnósticas de la mujer (y su pareja, si la hubiera) y de su historial particular. Como hay una gran diversidad de planes, la duración del tratamiento dependerá del protocolo elegido y de la respuesta de la paciente.

  • Acumulación ovocitaria. Se recurre a ella en aquellos casos en que se va a realizar una FIV/ICSI pero la mujer no produce suficientes ovocitos en un solo ciclo de estimulación hormonal. Consiste en la acumulación de ovocitos, es decir, en la realización de varias estimulaciones, a lo largo de diferentes ciclos. Los ovocitos así obtenidos en cada punción se vitrifican, hasta obtener una cantidad óptima (8 o más) antes de realizar FIV-ICSI. De hecho, es estadísticamente mucho más difícil obtener embriones para transferir (en día 5 ó 6, a estado de blastocisto), si no hay suficientes óvulos al principio.

  • Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP). Es un procedimiento que se realiza como parte de la FIV-ICSI antes de la transferencia para descartar embriones con alteraciones genéticas, y para transferir solo embriones sanos. Esto ayuda a prevenir posibles bloqueos en el desarrollo embrionario (que resultarían en pruebas de embarazo negativas o abortos espontáneos) o alteraciones genéticas en los niños. Por tanto, esto optimiza el éxito del embarazo.

    Es altamente recomendable en casos de historial de enfermedades genéticas o alteraciones cromosómicas, pero también en mujeres mayores de 39 años y con una reserva ovárica baja, pues la calidad ovocitaria en estos casos suele estar comprometida.

  • Ovodonación. Es la técnica de reproducción asistida con mejor tasa de éxito. Recomendada en caso de pacientes con mala calidad ovocitaria o a partir de cierta edad (40/42 años). Consiste en recibir ovocitos procedentes de una donante. Estos son inseminados con espermatozoides procedentes de la pareja de la receptora o de un donante de semen. Después, uno de los embriones generados en laboratorio es transferido al útero de la mujer, y los otros se vitrifican para su uso posterior.

    La donación y recepción de ovocitos es un acto secreto y anónimo que se realiza en mujeres en las que esté clínicamente indicada, como en aquellos casos en los que por baja reserva ovárica y escasa calidad ovocitaria no es viable usar los óvulos propios. Esta técnica no está permitida por ley en algunos países, que son muy restrictivos con las prácticas de reproducción asistida. Otros casos, como España, cuenta con marcos legales más modernos y liberales.

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